jueves, 12 de septiembre de 2013

La Nueva Medicina de la Conciencia



         Algunos dicen "no se ocupen del pasado que el pasado ya no existe", pero el pasado está vivo, presente, doloroso, en cada una de nuestras células, frecuentemente produciendo enfermedades. El problema del pasado es simplemente que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua congelada. Pero al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor, y, cuando interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas de la infancia se sanan. Y ahí nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras, podemos sanar nuestra vida; todos estamos llenos de dolores, y a veces de dolores absurdos, que cargamos en la vida sin ni siquiera reconocer que existen.


          Yo puedo decirme, por ejemplo, ¿de dónde viene esta alergia?, si tengo una alergia y quiero librarme de ella. La alergia es algo que rechazo, un virus, una bacteria, un hongo, el frío, el calor, pero eso no es del todo cierto, eso es quedarnos muy cortos. No hay personas que sean alérgicas sólo al frío, las personas alérgicas al frío también tienen miedo a la soledad, tienen miedo al frío del alma, al frío en los sentimientos, a la frialdad del papá o de la mamá, al desafecto, es decir, el frío es simplemente un símbolo. Cuando yo soy alérgico a algo, hay algo que rechazo o que temo. Entonces si quiero cambiar mi alergia, reconozco mi alergia. Si sé que no reconozco mi alergia porque me hace sentir vergüenza, entonces trabajo con la vergüenza: ¿que cosas en la vida me evocan vergüenza? Luego experimento el sentimiento de la vergüenza y veo como experimento la vergüenza, a veces me pongo pálido y frío, otras veces me pongo rojo como un tomate, otra lo experimento como un vacío o como un hueco a nivel del plexo solar, la puedo experimentar de muchas maneras. Dónde y cómo experimento la alergia, me da una idea de la parte de mi energía que está comprometida. Vamos a ver otro sentimiento, el miedo, yo diría que la mitad de nuestros lumbagos son por miedo.

El miedo provoca más lumbago que todas las hernias discales, todos los problemas articulares, todos los problemas de columna, porque el temor hace que metamos, literalmente, el rabo entre las patas, cerramos el esfínter anal interno, a ese nivel, hay un centro de energía muy importante y, nos cerramos a la vida, contraemos toda la musculatura lumbosacra, esa parte queda mal irrigada y nos dan unos lumbagos terribles, y ese lumbago es el nombre clínico del miedo. Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y veo que tengo los glúteos y toda esta parte contraída, si logro respirar hacia esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle "tú eres la mejor parte de mi mismo, cuando asciendes y te revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres parte de mi amor también". Cuando yo, a través de la respiración, logro ascender esa energía del miedo, y logro trasmutarla al altar del corazón, que es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida, entonces desaparece el lumbago.

         

Mi resentimiento, mi odio, frecuentemente está anclado en mis articulaciones. Yo estoy así totalmente rígido. A veces, con el puño apretado en la noche, inconscientemente dispuesto a pegar y a agredir. Pues bien, ese dolor articular es resentimiento congelado en esa parte del cuerpo.  Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a mi sentimiento de ira y a mi resentimiento, y logro comprender que mi resentimiento es algo que se construye en el plexo solar, que bloquea la energía aquí y no permite a la energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema inmune, puedo hacer mucho más que el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para curar y sanar mi artritis, y yo soy responsable, no tengo que esperar a que el reumatólogo me resuelva el problema.


         La enfermedad es MI problema, no es el problema del médico, es MI responsabilidad, yo también tengo que ver con eso. La medicina no puede ser el arte de pasarle la pelota al médico, sólo porque le pagamos.  La nueva Medicina de la Conciencia, es el arte de responsabilizarnos de nuestra vida, y de descubrir que realmente podemos hacer mucho por nuestra vida.

          Frecuentemente, vemos que una persona con un cáncer ha tenido un shock, o una pérdida afectiva muy grande. Si una pérdida afectiva le produce un vacío existencial de tal dimensión que se vuelve un vacío de energía, y permite que las células degeneradas puedan invadirle, es porque estaba apegado, ese es el problema del apego que yo debo reconocer. Si alguien se va y yo lo vivo desde el amor, desde el desapego, sé que su conciencia está conmigo, lo dejo partir y no lo amarro. Muchas veces, vemos a alguien a quien se le muere el papá o la mamá pero no lo deja partir.  Eso es literalmente cierto:  se queda con parte de su energía anclada al plexo solar. Esa anclada energética puede crear crisis de pánico, de hipertensión, cosas violentas en la clínica. Si nosotros logramos que la persona se sane, es su alma la que lo sana.

           El sanador no lo hace por el paciente, yo como sanador soy un imán que le doy la carga que su alma necesita, realmente, la sanación es rescatar la autonomía, la autogestión, y la libertad del otro, para sanarse. La verdadera sanación es darte las herramientas para que tú, desde tu conciencia, te sanes, no desde tu conciencia racional, sino desde tu sentimiento, desde tu amor, desde tu afecto.

             Cuando uno está haciendo una sanación, a menudo, ve que la persona, aunque no le haya dicho ni una palabra, empieza a llorar y a sacar su resentimiento, y luego siente una sensación de paz, que no es mi paz, es su paz, es la paz de Dios que también habita en la persona que está siendo sanada. La paz está ahí, ha estado siempre ahí, es parte de nuestra esencia, se trata simplemente de quitar todos aquellos apegos, aversiones, sentimientos, separatismos, toda aquella capa de ignorancia, para que la paz se revele tal cual es, y cuando la paz se revela, germina el amor, y cuando germina el amor la sanación es posible, aunque lo que tenga sea un cáncer, o un lupus.

             Pero no te culpes si no lo logras, porque tú participas también en los problemas genéticos de la herencia, de la humanidad como grupo. Esto no es para creerse Supermán, uno puede ser muy orgulloso y decirse "estoy triste porque no me curé el cáncer", eso no es un fracaso, el cáncer es un maestro, a veces aprendemos la lección en una ocasión, otras veces necesitamos diez oportunidades, y otras necesitamos cien vidas tal vez, pero lo importante es aprender la lección. Uno no aprende medicina de un día para otro, hay lecciones supremamente complicadas y difíciles.

              También nos diplomamos o nos especializamos en el alma, cuanto más grande sea el desafío, más grande es la oportunidad de crecimiento. Yo sólo les he puesto un ejemplo de cómo podemos retomar nuestras emociones, identificar nuestras emociones, aceptarlas, no seguir huyendo de ellas, y así poder transmutarlas.

por el Dr. Jorge Carvajal

viernes, 6 de septiembre de 2013

Osteopatía Craneosacral en bebes y niños. El trauma del Nacimiento.


           El parto es un la puerta de entrada a este mundo, y un momento tremendamente importante en nuestras vidas. 
Y desgraciadamente, para la mayoría de nosotros ha sido una situación estresante y fuerte, ya que aunque la sensibilidad sobre la importancia de respetar un parto natural, o como diría Leboyer, un parto sin violencia, ha aumentado considerablemente en los últimos años, aún llevamos en nuestros cuerpos y en nuestro inconsciente las heridas de nuestro propio parto las cuales impiden que podamos parir a nuestros hijos de una manera relajada e incluso orgásmica. Si, habéis oído bien, los partos placenteros existen y están documentados e incluso filmados. La mujer de la foto, aunque no os lo creáis, esta en pleno expulsivo y ¡está sonriendo!  Qué poco hemos visto imágenes como está, y cuantas veces hemos visto en las películas a mujeres gritando ¡sácamelo yaaa!  e insultando a su marido. El primer paso es incluir en nuestra mente la imagen de que es posible parir con placer, al menos para esta mujer así fue.  

Pero la realidad es que para la gran mayoría el proceso del parto es un proceso traumático, tanto para el bebe como para la madre. Todas las tensiones del parto influyen en el Sistema Nervioso Central. Los partos largos, complicados, instrumentales o incluso los partos demasiado rápidos, hacen que el cuerpo de la embarazada se contraiga y crean una gran tensión en el bebe. El simple hecho de pasar por el canal del parto crea en el cráneo del bebe una serie de compresiones, que la naturaleza ha preparado para estimular los centros vitales situados dentro del cráneo del bebe. Es la preparación para la vida en el exterior.

Viendo este panorama, hay quien defenderá que por lo tanto es mucho mejor  un parto por cesárea ya que así el bebé no sufre. Yo siempre les respondo con la historia de la mariposa a la que cuando estaba intentado romper su capullo, con todas sus fuerzas, con todas sus ganas, algún alma caritativa quiso aligerarle el trabajo, facilitarle el camino, y rompió el capullo por ella. La mariposa, cuando salió, fue incapaz de volar. Porque el hecho de romper el capullo era lo que sus alas necesitaban para fortalecerse y poder volar. Y eso les pasa a algunos niños nacidos por cesárea, que luego les cuesta echar a volar, decidirse, atreverse,… Y necesitarán aprenderlo de nuevo, volver a confiar en sus propias fuerzas,… ese será su camino.


Durante un parto normal el cráneo del niño sufre unas presiones que originan que las diferentes piezas óseas se superpongan unas por encima de las otras por las líneas de sutura. Esto se corrige gracias a los gritos del niño al nacer (al llorar, aumenta la presión intracraneal con lo que los huesos son desplazados nuevamente hacia su posición correcta) y por la presión de la lengua, que empuja a la sínfisis esfeno-basilar mientras el niño mama (por medio del hueso llamado "vómer") normalizando la tensión de las membranas intracraneales. En la mayoría de los casos el cuerpo se autorregula, se auto recupera, pero en otros es necesario ayudarle.


Durante el parto, y sobre todo si éste es traumático para el bebé (cesárea, utilización de fórceps o ventosas, etc.), se producen compresiones tanto de los huesos craneales como de los diferentes nervios que recorren la bóveda craneal. Consecuencia: las lesiones mecánicas del cráneo no son raras pudiendo aparecer en el bebe toda una serie de síntomas:
  • ·       problemas de regurgitación
  • ·       cólicos constantes antes y después de las tomas
  • ·       hipo excesivo
  • ·       movimientos involuntarios de los músculos
  • ·       falta de coordinación ocular
  • ·       hiperactividad
  • ·       agresividad
  • ·       que no se deje tocar la cabeza
  • ·       asustadizo
  • ·       tembloroso
  • ·       llora con facilidad
  • ·       llanto constante débil, muy agudo, incontrolable y sin posible causa aparente
  • ·       no concilia el sueño
  • ·       mama con dificulta o simplemente no mama
  • ·       no desea ser cogido
  • ·       etc.,…

         La corrección de las estructuras craneales consigue en muchos casos un alivio inmediato de los síntomas. Cuando el terapeuta sacrocraneal pone sus manos y "espera", realmente lo que hace es llegar a leer e identificar los posibles desajustes y síntomas del cuerpo, utilizando sus manos para escuchar los movimientos sutiles, sus ritmos, sus pulsaciones y sus patrones de congestión y resistencia. Mediante manipulaciones muy ligeras y suaves, apenas perceptibles se ayuda al cuerpo a reequilibrarse, a liberar bloqueos energéticos y físicos, partiendo del principio de la autocuración, esto es, regular y mejorar la organización del cuerpo desde dentro, además de potenciar las propias capacidades del cuerpo para autorregularse. Aparentemente no pasa nada, pero muchas veces se observa que el niño deja de llorar si estaba llorando, o se relaja y muy a menudo se duerme (cosa que también ocurre con los adultos...). En pocos días se verán los resultados.


            Es muy recomendable que todos los recién nacidos sean vistos por un osteópata craneosacral, que pueda verificar que las estructuras se están corrigiendo y ayudar a que esto ocurra si es necesario. Las secuelas del parto serán entonces minimizadas y evitaríamos muchos posibles problemas estructurales que pueden aparecer según el niño va creciendo. Y así ayudarle a volar un poco más libre.