viernes, 6 de septiembre de 2013

Osteopatía Craneosacral en bebes y niños. El trauma del Nacimiento.


           El parto es un la puerta de entrada a este mundo, y un momento tremendamente importante en nuestras vidas. 
Y desgraciadamente, para la mayoría de nosotros ha sido una situación estresante y fuerte, ya que aunque la sensibilidad sobre la importancia de respetar un parto natural, o como diría Leboyer, un parto sin violencia, ha aumentado considerablemente en los últimos años, aún llevamos en nuestros cuerpos y en nuestro inconsciente las heridas de nuestro propio parto las cuales impiden que podamos parir a nuestros hijos de una manera relajada e incluso orgásmica. Si, habéis oído bien, los partos placenteros existen y están documentados e incluso filmados. La mujer de la foto, aunque no os lo creáis, esta en pleno expulsivo y ¡está sonriendo!  Qué poco hemos visto imágenes como está, y cuantas veces hemos visto en las películas a mujeres gritando ¡sácamelo yaaa!  e insultando a su marido. El primer paso es incluir en nuestra mente la imagen de que es posible parir con placer, al menos para esta mujer así fue.  

Pero la realidad es que para la gran mayoría el proceso del parto es un proceso traumático, tanto para el bebe como para la madre. Todas las tensiones del parto influyen en el Sistema Nervioso Central. Los partos largos, complicados, instrumentales o incluso los partos demasiado rápidos, hacen que el cuerpo de la embarazada se contraiga y crean una gran tensión en el bebe. El simple hecho de pasar por el canal del parto crea en el cráneo del bebe una serie de compresiones, que la naturaleza ha preparado para estimular los centros vitales situados dentro del cráneo del bebe. Es la preparación para la vida en el exterior.

Viendo este panorama, hay quien defenderá que por lo tanto es mucho mejor  un parto por cesárea ya que así el bebé no sufre. Yo siempre les respondo con la historia de la mariposa a la que cuando estaba intentado romper su capullo, con todas sus fuerzas, con todas sus ganas, algún alma caritativa quiso aligerarle el trabajo, facilitarle el camino, y rompió el capullo por ella. La mariposa, cuando salió, fue incapaz de volar. Porque el hecho de romper el capullo era lo que sus alas necesitaban para fortalecerse y poder volar. Y eso les pasa a algunos niños nacidos por cesárea, que luego les cuesta echar a volar, decidirse, atreverse,… Y necesitarán aprenderlo de nuevo, volver a confiar en sus propias fuerzas,… ese será su camino.


Durante un parto normal el cráneo del niño sufre unas presiones que originan que las diferentes piezas óseas se superpongan unas por encima de las otras por las líneas de sutura. Esto se corrige gracias a los gritos del niño al nacer (al llorar, aumenta la presión intracraneal con lo que los huesos son desplazados nuevamente hacia su posición correcta) y por la presión de la lengua, que empuja a la sínfisis esfeno-basilar mientras el niño mama (por medio del hueso llamado "vómer") normalizando la tensión de las membranas intracraneales. En la mayoría de los casos el cuerpo se autorregula, se auto recupera, pero en otros es necesario ayudarle.


Durante el parto, y sobre todo si éste es traumático para el bebé (cesárea, utilización de fórceps o ventosas, etc.), se producen compresiones tanto de los huesos craneales como de los diferentes nervios que recorren la bóveda craneal. Consecuencia: las lesiones mecánicas del cráneo no son raras pudiendo aparecer en el bebe toda una serie de síntomas:
  • ·       problemas de regurgitación
  • ·       cólicos constantes antes y después de las tomas
  • ·       hipo excesivo
  • ·       movimientos involuntarios de los músculos
  • ·       falta de coordinación ocular
  • ·       hiperactividad
  • ·       agresividad
  • ·       que no se deje tocar la cabeza
  • ·       asustadizo
  • ·       tembloroso
  • ·       llora con facilidad
  • ·       llanto constante débil, muy agudo, incontrolable y sin posible causa aparente
  • ·       no concilia el sueño
  • ·       mama con dificulta o simplemente no mama
  • ·       no desea ser cogido
  • ·       etc.,…

         La corrección de las estructuras craneales consigue en muchos casos un alivio inmediato de los síntomas. Cuando el terapeuta sacrocraneal pone sus manos y "espera", realmente lo que hace es llegar a leer e identificar los posibles desajustes y síntomas del cuerpo, utilizando sus manos para escuchar los movimientos sutiles, sus ritmos, sus pulsaciones y sus patrones de congestión y resistencia. Mediante manipulaciones muy ligeras y suaves, apenas perceptibles se ayuda al cuerpo a reequilibrarse, a liberar bloqueos energéticos y físicos, partiendo del principio de la autocuración, esto es, regular y mejorar la organización del cuerpo desde dentro, además de potenciar las propias capacidades del cuerpo para autorregularse. Aparentemente no pasa nada, pero muchas veces se observa que el niño deja de llorar si estaba llorando, o se relaja y muy a menudo se duerme (cosa que también ocurre con los adultos...). En pocos días se verán los resultados.


            Es muy recomendable que todos los recién nacidos sean vistos por un osteópata craneosacral, que pueda verificar que las estructuras se están corrigiendo y ayudar a que esto ocurra si es necesario. Las secuelas del parto serán entonces minimizadas y evitaríamos muchos posibles problemas estructurales que pueden aparecer según el niño va creciendo. Y así ayudarle a volar un poco más libre.









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