sábado, 9 de mayo de 2015

Correr sin sudar o Slow Run


¿Eres de esas personas que dicen que lo de correr nunca se te ha dado bien, que lo odias desde que dabas vueltas al patio en el colegio, que no puedes literalmente correr porque te ahogas,  que no hay tortura peor, etc.? Este artículo es para ti.

¿Por qué? Porque llevamos toda una vida haciéndolo mal.
Me doy cuenta cada vez que salgo a correr y veo a todas esas personas sudando a litros con cara de suplicio y sufrimiento. "No pain, no gain" (sin dolor no hay recompensa) parece ser su lema. Mi pregunta es: ¿como es posible que nos siga gustando correr en estas condiciones? ¡Motívate publicando tus resultados en Facebook y compitiendo con tus amigos! Esto es, motivación extrínseca, competitiva, el mero hecho de correr ya no es suficiente motivación (¡cómo va a serlo si es un sufrimiento!) y tenemos que buscar ser mejores que Paco, el vecino de al lado.

Mi reciente teoría, que es tan solo una teoría, una idea loca que se ha ido gestando en el último año, es que todos deberíamos correr sin sudar, sí, como lo oyes. Y estoy convencida de que así nos evitaríamos lesiones, abandonos de la actividad y ganaríamos en disfrute y salud. ¿Correr despacio? ¿Entonces para qué correr? 

Primero habría que plantearse cómo es que nos echamos a la carretera y podemos correr tan rápido, así, de buenas a primeras. La respuesta es fácil, porque tenemos una súper zapatillas con cámara de aire y sistema de amortiguación de ultima generación  que nos permiten dar zancadas de canguro australiano y así cualquiera va rápido. Puedes leer más sobre LA TRAMPA DE LAS ZAPATILLAS AMORTIGUADAS aquí. Por ahora quítate esas zapatillas e intenta correr rápido.
Veras como al ponerte descalzo tu propia estructura y naturaleza limita bastante tu velocidad (al menos si no quieres acabar con los pies hechos polvo y tu umbral del dolor no está alterado).

Correr descalzo te impide sobrepasar tus limites, cosa  que estamos haciendo constantemente, sobrepasarnos, exigirnos más de lo que podemos. Existe la creencia de que si no sufrimos constantemente no vamos a mejorar. Esto es un axioma  (algo aceptado como verdad absoluta) en el mundo del deporte. Después de un año corriendo la gran parte del tiempo muy despacio (intenta ir rápido por el monte descalza eligiendo la piedra adecuada sobre la que posar tus lindos pies sin riesgo de hacerte daño) y después de haber puesto a prueba mis fuerzas en diversas competiciones me he dado cuenta de que puede que esto no sea tan verdad. Ya sé que tan solo tengo mi experiencia, pero me he dado cuenta de que puedo entrenar despacio disfrutando y competir rápido sufriendo (aún no he escapado de la imposición competitiva de mi propia mente y me he querido poner a prueba, aunque últimamente también me replanteo esta perspectiva). 
Creo que a base de correr despacio mucho tiempo, sin darme cuenta, sin sufrir y sin sudar (un poquito, pero poco, dependiendo de lo fuerte que pegará el sol) he ido mejorando. Eso es lo que la naturaleza ha previsto: empezamos corriendo despacio desde que somos niños (¿o es mi hijo el único que se mueve corriendo de un lado a otro? ¡ incluso va corriendo del sofá al baño!) y poco a poco y al ritmo de nuestro desarrollo vamos corriendo cada vez más rápido, pero sin cansarnos en exceso. Esto es, correr como si estuvieramos desplazándonos a esas remotas  zonas de caza o esos lejanos y exquisitos zarzales llenos de moras y no corriendo como si te persiguiera un león cada vez que sales a correr.

Porque realmente correr, en contra de lo que la mayoría piensa, es más descansado que andar. ¿Qué no os lo creéis? Normal, porque la mayoría corremos mal. Somos de la generación amortiguada. Todos hemos aprendido a correr con las sofisticadas zapatillas de deporte de ultima generación, amortiguadas con soporte del arco plantar (y todo el mundo sabe que la mejor manera de debilitar un arco es ponerle un soporte debajo) y con drop o caída (con mayor altura en el talón que en la punta de los pies), para que puedas talonear a gusto. Si queremos correr rápido, la mayoría taloneamos, creando un trauma añadido en todas nuestras articulaciones (¿no te lo crees? Ponte de pie y da un saltito descalzo cayendo sobre el antepie y luego sobre los talones. Si lo has hecho sobran más explicaciones) , y sometiendo a nuestro sistema respiratorio y circulatorio a un requerimiento excesivo que hace que nuestro sistema diga, “esto no es muy agradable, noooo me gusta, ¡que le den por saco a esto de correr!.” 

Pero si corriéramos como Dios manda, y cambia dios por esta genética maravillosa que no trae de serie unas Nike, seríamos unas maravillosas y eficaces maquinas de traslación: caeríamos sobre esa blandita almohadilla que tenemos en nuestro antepie y que protege nuestras plantas, nuestro arco plantar absorbería el impacto junto con nuestro tendón de Aquiles devolviéndolo en forma de impulso que al igual que un muelle nos impulsaría hacia arriba y con la ayuda de nuestra caderas y rodillas también hacia delante. Y todo esto casi sin esfuerzo. Y disfrutando. ¿Qué más se puede pedir? ¿Ser mejor que Paco, tu vecino? ¿Te has parado a pensar para que narices quieres ser mejor que Paco? ¿Tanta satisfacción te va a dar eso? ¿No prefieres la satisfacción que sentirías corriendo sin sudar, por el simple hecho de correr y no de ser mejor que nadie? ¿Que quieres sobrepasar tus limites? Ya escucho a tu cuerpo quejándose y diciéndote que te dediques a hacer sudokus y que le dejes tranquilo. ¿Que compites contigo mismo? Esto también es curioso, que manía con lo de competir, hasta con nosotros mismo. Así tenemos el rival dentro. La cuestión es no poder estar tranquilos y felices con lo que somos.

¿Y cuando correr rápido? Pues cuando estés jugando al pilla pilla o cualquier otro juego, o cuando te persiga un león. Te deseo largas horas de lo primero y cero de lo segundo.




¡¡ A correr disfrutando!!! Sí, tú, es@ enemig@ acérrimo del correr, te aseguro que tu cuerpo ama correr, y que has nacido para ello. Cambia esa idea de que no es lo tuyo. ¿Acaso se nos ocurriría decir "es que eso de respirar no es lo mío" o  "como me canso respirando"? Lo dudo. Pues correr puede ser algo tan natural como respirar, pero para llegar a ese estado zen, el primer paso es cambiar la creencia de que no puedes correr, o de que no te gusta. Abréte a la posibilidad de que sí, explora nuevas formas más naturales de correr (te vuelvo a remitir a aquí LA TRAMPA DE LAS ZAPATILLAS AMORTIGUADAS , no hace falta que corras descalzo, puedes cambiar la técnica - comienza con corer a un ritmo de 180 pasos por minuto y dando pasos más pequeños y animate a cambiar las super zapatillas-escayolas por algo que permita mas propiocepción, flexibilidad y libertad a tus pies y que no te invite a talonear). Tu cuerpo, tu salud, tu estado de animo, tus seres queridos, ¡el mundo entero! te lo agradecerá. ¡Nos vemos por los caminos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario